Me lo dijo mi abuelo, antes que un tornado se lo lleve a Haití: "jamás, criatura querida, antes de salir a la mañana, te fijes cuánta ropa lleva puesta la gente para saber cuánta ropa debes ponerte, jamás."
Fue el consejo más sabio que hubo de darme.
Fue el consejo más sabio que hubo de darme.
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