Todo lo que quieras es tuyo

El otro día la Vane me contaba que va a ser madrina, entonces me acordé que lo mejor de serlo (en mi caso padrino) es que tenes que negar tres veces al diablo...

Y sí, es un chiste cristiano.

¡Flaaaaanders!

Y no, no son tres veces, creo es una sola, pero con esa alcanza.

Yo sonreí y dije ¡sí! ¡te odio demonio!

El cura me devolvió un rictus.

El sabrá.

Hablando de negar, ayer (u hoy, no sé) Julia me preguntó si los forros (del coso de abajo) eran los que regalaba el gobierno para controlar el crecimiento poblacional (en el sur no reparten, dicen que hay que poblar, hay que garchar más, pero parece que con el frío y el viento se complica) como una especie de termineitor que viene a matar a todas las sandra connors que parirán las criaturas que comandarán la revolución.

Y no, no eran, le respondí, eran los espermicidas de pr*me.

¡Pero sí! ¡También tenía encanutado uno de los que repartía el gobierno de turno! ¡Mirá!

Y supongo que son los forros que repartía en una barra el forro de Ibarra (que era el jefecito de gobierno en la época en que yo andaba deambulando por la gran manzana roja)

Y sí, también están vencidos.

La foto es del celular, la cámara la tengo rota, pero ahí tienen bien clarito los cero ochocientos para garronear forros sin que Berboglio los extracomulgue.

Ah, y hablando de las variaciones en rojo, mirá el dibujo rojo (o pintura o foto retocada) que me hizo la Vani la última vez que la visité (que no me acuerdo cuando fue).

Es re loco, me siento como en Waking Life, pero ella dice que estoy en un contexto hiperrealista.

Mentira, no dice eso, pero yo le creo.

Y mirá éste otro cuando pretendimos arrancar un proyecto juntos que, por supuesto, teniéndome como mitad partícipe, nunca prosperó...

Y yo todavía me hacía llamar l´enfant sin entender que mi prosapia es de pura pulpa.

Debo admitir y volver a aclarar que todo el crédito de la caída del proyecto es mío.

Jamás escribí palabra.

En cambio ella siguió dibujando (y aún hoy lo continúa haciendo, por suerte)

Bueno, no tengo más nada que decir.

Tampoco tuve y creo que nunca tendré, pero mientras vos creas que sí, bienvenido sea.

Por hoy te dejo con la música que me ponen para calmarme cuando me pongo a patalear y lloriquear y babear y pucherear y berrear...

Y sí, adivinaste, es la loquita de la banda sonora de Juno, que tiempo atrás supe (de haberlo hecho, no de saber) subir por acá.

Que tengan un agitado comienzo de siglo (garchen mucho porque dicen que éste es más corto)