martes, 16 de septiembre de 2008

Demorón


Todavía no sé porqué, pero me regodeo con los eventos aburridos.
Si ya lo son por televisión, me los imagino estando allí.

Anoche me comí (con un cuarto de helado) la entrega de los premios Cóndor.

Si no tenés ni una puta idea de qué se trata, te cuento: son los premios que entrega el círculo de periodistas de cine... al cine.
Unos globos de oro, pero argento. Y televisados por el 7.

Es como si intentaran (y lograran con mucho éxito) hacerlo así de aburrido.

Pero hay cosas que safan:
La conducción de Mex Urtizberea (lejos, lo más divertido). Acompañado siempre con la rubia alta que creo se llama Carla y tiene un apellido difícil de acordarse que siempre habla de sexo y parece estar drogada todo el tiempo (y ese parece ser su único mérito: hablar de sexo todo el tiempo y estar, o parecer estar, drogada todo el tiempo)
Y lo que me termina de gustar es esa desorganización, que parece improvisación, tan distinta de los eventos yanquis. Discursos que duran 20 minutos (Tomás Eloy Martinez) y otros de 2 segundos ("gracias"). Que nadie conozca a nadie. Demoras. Faltazos. Demoras. Furcios. Demoras. Esa musiquita de fondo insoportable. Demoras.
Es como si quisieran ponerte en la piel de la rubia alta: todo pasa muuuuy lento... uuhh man... la alfombra me habla...
A falta de Peter Capuchoto (la abstinencia se hace insoportable), bien viene un cóndor al horno para el bajón.

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